Las Panteras UP triunfan en tres partidos consecutivos.

Más de 19 músculos diferentes se tensan para lanzar un balón, el público se mantiene en silencio. Es un par de metros el que separa los pies del jugador de su objetivo: la canasta. Mientras respira profundo el jugador concentra toda su fuerza en los brazos, pero la clave está en su muneca. Son cinco segundos los que tiene para encestar su tiro libre. Podría tratarse de Alexis, Luis, Sergio, Jorge, Julio o cualquiera de los jugadores del equipo, la verdad es que en un partido hay varias posibilidades de que les toque un tiro libre.

Como si fuera en cámara lenta el balón cobra vida y comienza a girar en el aire mientras se convierte en el centro de atención de todos los presentes, dentro y fuera de la cancha. Por un instante, menos de un segundo, el único ruido que hay proviene de un repiqueteo que mantiene a cada uno de los presentes con vida.

«Estoy seguro de que todas las canastas que he metido en mi vida las he tirado sin pensar en nada porque los problemas surgen cuando empiezas a pensar, a dudar. Trato y lo correcto es no pensar en nada, tirar sin presión», dice el capitán del equipo, Sergio García (#7).

El balón sigue su trayectoria rompiendo el aire a su paso y !canasta! Un punto más al marcador en favor de las Panteras. Uno de los puntos que ayudó a que el pasado viernes 13, sábado 14 y lunes 16 de noviembre el equipo representativo de básquetbol varonil de la Universidad Panamericana viviera su racha de ganador en la recta final de la primera mitad de la temporada de la liga ABE.

Viernes 13

Bajo el mismo número de Michael Jordan, David Salazar (#23) ve a sus companeros jugar desde las gradas. Es uno de los miembros más grandes del equipo. Esta temporada, por la presión de las materias de los últimos semestres y el trabajo, no ha jugado, pero sigue siendo parte del equipo y entrena igual que los demás.

«Yo veo al equipo muy unido, es más como una fraternidad, nos llevamos muy bien, nos comunicamos más».

En la duela los zapatos rechinan mientras dos equipos hermanos son los protagonistas del partido. La UP Bonaterra llegó al D.F. para enfrentar a las Panteras del campus México. El marcador avanza con muy poca diferencia, pasa el medio tiempo y aún nada está definido. En un minuto el triunfo va para Aguascalientes, después de varias jugadas el triunfo se queda en casa, y viceversa.

El equipo juega unido y se comunica apenas con unas cuantas palabras, lo demás son miradas y senales, todos están en el mismo canal. Pero el otro equipo no se queda atrás: también están unidos y son un contrincante fuerte.

«Es como todo deporte, 50-50, a veces se gana y a veces se pierde, pero eso no nos desanima. Es un equipo con gran fe, con esperanza, tenemos una gran creencia: que podemos lograr las cosas», dice Julio Ruíz (#1).

Quedan muy pocos minutos de partido, los jugadores lo saben y no pretenden bajar el ritmo, quieren darlo todo hasta el final. Hacen un par de jugadas rápidas en donde el trabajo en equipo es crucial. El pase de uno depende de la velocidad del otro, de la confianza del que robó el balón y de la concentración del que dio el movimiento final para meter una canasta de tres puntos.

Ese día, mientras afuera la lluvia chocaba con el techo de la cancha generando un ruido monótono que aumentaba la tensión pero también el ánimo del público, el 50 y un poco más estaba a su favor. Con un marcador en 83-76 la UP campus México ganó el partido.

Sábado 14

Trabajo en equipo, un jugador lastimado y una canasta desde unos pasos atrás de la línea de media cancha serían las tres cosas que se podrían destacar si pidieran que se resumiera el partido del sábado contra el equipo de la Universidad Cuauhtémoc de Aguascalientes (UCA).

«Un equipo es aquél en el que a pesar de todas las circunstancias malas que pueda llegar a haber todos se ayudan. Para mí un equipo es cero egoísmos, cero controversias, cero envidias. Un equipo es mantenerse humildes, tener siempre los pies sobre la tierra para jugar», pina Julio Ruiz (#1).

Aunque al medio tiempo el marcador indicaba el triunfo de la UP, los jugadores se mantuvieron firmes sin bajar la guardia ni el ritmo del partido. Nada estaría definido sino hasta el momento en que el reloj del marcador llegara a ceros.

Jorge Guillén (#8) y Sergio García (#7), ambos en la posición de ala -a los lados pero alejados del aro-, intercambiaban lugares entre ellos a gran velocidad pasando entre el otro equipo para fintar a los contrincantes y completar jugadas inesperadas.

El marcador estaba en 54-42 mientras el balón pasaba de mano en mano; con una sena del capitán el balón llegó a Jorge Guillén, quien lo pasó rápidamente a César Herrera (21) y, entre varios brazos que se levantaban para bloquear su paso, anotó canasta.

«Un capitán trata de animar al equipo, de ser el que pone el ejemplo en los entrenamientos, de que no falten, de que trabajen fuerte, de que sean disciplinados. Procura que todos hagan su parte. Inspirarlos a que quieran ganar. Cuando trabajas con gente y sobre todo en un equipo es difícil que todos estén de acuerdo pero es parte del show», explica Sergio García (#7).

El equipo estaba animado. Alan Llamas (#10) y Alexis Mata (35) jugaban como si el marcador se definiera por una canasta. Encestaban, corrían y volvían a encestar, una tras otra hasta que algo hizo que todos se detuvieran. Gabriel Díaz (#12) estaba en el piso: cayó al tratar de quitar el balón al equipo contrario, su jugada sirvió para que uno de sus companeros metiera una canasta más, pero él no se levantó, el dolor en la rodilla le impidió hacerlo.

Revisaron su pierna mientras seguía recostado en la duela de la cancha. Ya no podía seguir jugando. A veces para lograr esa jugada que esperas es necesario perder el miedo a caerte, aventarte y después afrontar las consecuencias.

El juego se reanudó y Alan Llamas anotó una de las últimas canastas tirando más atrás de media cancha. El balón se desplazó alto mientras cruzaba varias cabezas que lo miraban hacia arriba dudando de su dirección. Nadie lo paró hasta que entró en el aro. Y así el marcador terminó en 101-64. El segundo partido consecutivo que ganaban las Panteras.

Lunes 16

Mientras la mayoría disfrutaba de un puente de mediados de noviembre, en el Centro Deportivo Coyoacán dos equipos de básquetbol se preparaban para salir a enfrentarse en la cancha. El equipo del ITESM LAG y el de la UP campus México.

«Diario tenemos que ir al gimnasio. Nos dan un día de descanso de lunes a viernes, en pretemporada es de lunes a sábado, sólo nos dan el domingo. Los sábados vamos a correr a Viveros o al Bosque de Tlalpan», me contó un día David Salazar (#23).

Y es que para un deportista el ritmo de vida es diferente al de los demás jóvenes universitarios. Los chicos que conforman al equipo deben de combinar la escuela con los entrenamientos, el rol de juegos y, además, algunos, el trabajo.

Aunque en el partido anterior Gabriel Díaz (#12) se lastimó, este lunes entró a jugar unos momentos y junto con César Herrera (#21), Luis Enrique Fuentes (#6), Carlos (#14) y los demás miembros del equipo, logró sacarle provecho al marcador.

El árbitro senaló varias faltas a lo largo del partido, principalmente por parte del equipo de la UP y, pese a que el público y el mismo coach -Andrés Sánchez- se quejaron al respecto argumentando que había sido un «mal arbitraje», las cosas siguieron igual hasta el final del tercer cuarto.

Hasta este momento del partido el rendimiento del equipo era bueno: tenía buenas jugadas, buen ritmo y encestaba. Sin embargo el otro equipo al ver la diferencia del marcador comenzó a atacar con más empeno y logró meter varias canastas seguidas de tres puntos… le pisaba los talones a la UP.

Pero la defensa de las Panteras no se echó para atrás y una vez que descifró la táctica del otro equipo destacó creando una barrera que no dejaba pasar ni un balón más. Esto, combinado con el trabajo ofensivo, logró que al final quedara un marcador en 86-77, con lo que la UP consiguió su tercera victoria consecutiva.

«No me siento tan a gusto ahorita pero los siguientes tres juegos van a ser clave. Si perdemos seguimos pero se nos va a complicar. Aún falta mucha temporada pero los siguientes partidos son importantes», comentó Sergio García (#7) una semana antes de los partidos después de haber atravesado por una racha en la que no se alcanzó el éxito que se buscaba.

Al parecer la cara de la moneda ha cambiado, y aunque aún no se puede definir nada, ya que todavía falta la segunda mitad de la temporada, un equipo unido -que fue lo que se vio en los últimos tres partidos- ya es un equipo triunfador.

Paola Ortiz / UP