El año pasado, durante la temporada 2023-2024 de la Liga ABE, en un partido en el que los Halcones de la Universidad Interamericana visitaron a los Borregos Salvajes del Tec de Monterrey Puebla, el alero Dominique Coursey no pudo concluir el juego debido a una molestia en la pierna derecha.

En ese momento y todavía unos días después, Dominique Coursey, talentoso basquetbolista originario de Culiacán, Sinaloa y estudiante de la Licenciatura en Nutrición, no contempló que esa dolencia se convertiría en una lesión que, tras un primer escenario en donde la misma lo alejaría de la duela por noventa días, terminaría por confirmar con un segundo diagnóstico que su ausencia de la actividad competitiva sería por un total de diez meses.

En ese momento, obviamente la noticia no fue la mejor, sin embargo, la fortaleza mental de Dominique Coursey lo llevó a asumir la situación no como algo para lamentar, sino algo para percibir como un desafío para superar. Y es precisamente esta actitud la que lo impulsó a trabajar en su rehabilitación, misma que cumplió satisfactoriamente y que, con base en ella, le permitió regresar más fuerte a uno de los mejores equipos del país: los Halcones de la Universidad Interamericana.

Respecto a este proceso de rehabilitación, las lecciones que su vivencia le dejó y su brillante retorno a la duela, esto mencionó el alero de 1.87 metros.

“En un juego contra Borregos Puebla hubo un choque y terminé por caer mal con la pierna derecha. Salí del partido y poco después me dijeron que estaría fuera de dos a tres meses, pero terminaron por ser diez. Nunca vienen bien las lesiones, pero tuve suerte porque pudo ser peor; al final me perdí el resto de la temporada, pero en ese lapso y el receso después de los últimos Ocho Grandes me permitió llegar a tiempo para iniciar esta temporada”.

Dominique Coursey, quien es uno de los Halcones con mayor vocación ofensiva, lo que se distingue gracias a su juego exterior y a la forma de atacar el aro, reconoce que su presente en activo se debe en parte a su mentalidad, a la rehabilitación y al apoyo que recibió de su equipo y coach, el entrenador Manuel Ordaz.

“Nunca me sentí solo. Mi equipo y mi coach siempre estuvieron al pendiente de mí y de mis avances. No fueron momentos fáciles, pero gracias a ellos y a todos los que formaron parte de mi rehabilitación hoy estoy jugando de nuevo con mi equipo, con mi familia de la Inter”, finalizó Coursey.